Sofía vs. La Oscuridad: Una niña conquista sus miedos
En el pequeño pueblo de Valle Encantado, vivía Sofía, una niña de 8 años con una imaginación tan vivaz como su cabello castaño rizado. Desde pequeña, Sofía se había visto atormentada por un miedo irracional a la oscuridad. Las sombras que danzaban en las paredes de su habitación se convertían en monstruos horripilantes en su mente, y los crujidos de la vieja casa se transformaban en el acecho de criaturas malignas.
Las noches eran un suplicio para Sofía. Se acurrucaba bajo las mantas, sudando frío y conteniendo la respiración, esperando a que llegara el alba para liberarse de su terror. Sus padres, preocupados por su bienestar, intentaron todo tipo de remedios: le compraron una lámpara quitamiedos, le contaron historias tranquilizadoras e incluso consultaron a un psicólogo infantil. Sin embargo, nada parecía calmar el pánico de Sofía cuando las luces se apagaban.
Un día, mientras Sofía hojeaba un viejo libro de cuentos en el ático, encontró una historia que despertó su curiosidad. Se trataba de una princesa valiente que se enfrentaba a un dragón aterrador para salvar a su reino. Sofía se sintió cautivada por la valentía de la princesa y se preguntó si ella también podría ser tan fuerte.
Esa noche, cuando la oscuridad invadió su habitación, Sofía decidió enfrentar su miedo. Se armó con su libro de cuentos y una linterna, y se adentró en los rincones más oscuros de su habitación. Al principio, el miedo la paralizó, pero al recordar la historia de la princesa, se armó de valor y comenzó a explorar.
Sofía descubrió que las sombras no eran más que eso: sombras. Los crujidos de la casa eran solo el sonido de la madera vieja. Y al final, cuando se atrevió a abrir la puerta del armario, no encontró ningún monstruo escondido, solo su colección de peluches.
Esa noche, Sofía durmió por primera vez en mucho tiempo sin sentir miedo. Había aprendido que el verdadero terror no se encuentra en la oscuridad, sino en la mente. A partir de ese día, Sofía se convirtió en una niña más valiente, segura de sí misma y lista para enfrentar cualquier desafío que la vida le presentara.
La historia de Sofía nos enseña que los miedos infantiles son comunes y válidos, pero que también podemos superarlos con valentía y determinación. Enfrentar nuestros miedos de frente es el primer paso para liberarnos de ellos y vivir una vida plena y feliz.
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